“Los últimos años de profundas vivencias han ido generando un proceso de inflexión en mi vida. Convirtiendo este recorrido en un reflejo que puede leerse a través del propio proceso creativo.

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Imágenes de un camino personal compartido en tres fases.

Un viaje que comienza en el individuo, en el yo, marcado por la soledad, la tensión y el miedo.

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Un punto detonante provocado por el ritmo, la inmediatez, la autoexigencia, el estrés, la ansiedad, y la falta de confianza en mí mismo. Cuyo inevitable desenlace fue una pérdida total de vitalidad, de motivación y de disfrute. Un proceso doloroso que culmina en un vértice caótico y crítico, para dar paso a la aceptación de la vulnerabilidad.

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Una toma de consciencia que me implicó la necesidad de parar, reflexionar y retomar un camino más amable y más flexible. Una salida consciente (no sin cicatrices), social y compartida. Un reencuentro y un equilibrio.

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Todo ello ha generado en mí una nueva perspectiva ligada al presente y al entorno, representado artísticamente en la unión y diálogo entre el arte y la artesanía.

Un gesto de gratitud y respeto donde el individuo aprende a construirse desde el otro, desde el aquí y el ahora.”